miércoles, 5 de noviembre de 2008

Es muy difícil expresar todo lo que se siente por dentro en estas situaciones. Te gustaría que las palabras pudieran salir a borbotones para sacar todos los sentimientos que te invaden por dentro… Aunque creo que en estos casos las palabras sobran, ya que todos nos sentimos igual.

Resulta tan difícil de asimilar, tan difícil de creer… No es concebible que una persona tan grande (y cuando digo grande no sólo me refiero a sus dimensiones físicas) se vaya así, de repente, sin decir nada, sin hacer ruido.
Pero así era él: no le gustaban los grandes paripés, no le gustaban las despedidas, no le gustaban las “telenovelas”, como él decía.

Sin embargo, a pesar del poco ruido que hizo al irse, dejó un hueco demasiado grande y demasiado difícil de rellenar (aunque en realidad no queremos rellenarlo, siempre será su hueco).

Todos nos preguntábamos de pequeñitos, cuando jugábamos y correteábamos en el patio del colegio quién era ese tipo tan alto y por qué sus padres lo habían hecho tan grande. El tiempo pasaba y él seguía creciendo, por dentro y por fuera.

Todos conocemos el motivo por el cual Miguel era una persona tan alta y tan grande: necesitaba mucho sitio para albergar un corazón tan grande. Un corazón enorme que ni siquiera le cabía bien en su cuerpo y, por eso, nos fue regalando un trocito de su corazón a cada uno de nosotros conforme le íbamos conociendo más y más. Así era él, bondad y generosidad, pura y dura…

Y ahora todos conservamos un trozo del corazón de Miguel para poder seguir sintiéndole cerca, para que siempre esté presente con nosotros. Para que cada vez que los Kalaos nos reunamos, lo hagamos en su honor y juntemos todos los pedacitos del corazón de Miguel que conservamos porque él nos lo regaló. Así nunca dejaremos de ser uno menos, al contrario, Miguel seguirá creciendo con nosotros y seguirá siendo un tío enorme.

Miguel ha salido de viaje una vez más. Siempre de aquí para allá… ¡Culo inquieto! Pero no se ha ido de nosotros, el trocito de corazón, de bondad y de amor que nos regaló en vida, nos ayudará a mantener su recuerdo para siempre. Miguel, gracias. Gracias por habernos dejado conocerte, por habernos dejado ser tus amigos y, sobre todo, gracias por habernos regalado un trocito de ti.

4 comentarios:

Martuki dijo...

Qué bonito, Miri. Un achuchón enorme!

Anónimo dijo...

hemos leido en público muchas de la sfrases que has escrito así que quiero que sepas que has estado aqui con nosotros. animo mi niña.

Anónimo dijo...

gracias mery. Mi cabeza estuvo ayer todo el día con vosotros. Os quiero mucho! Besitos

Amethyst dijo...

Chiiiquuiii... que sepas que ayer estabas con nosotros, estábamos todos,.. No sé, no te imaginas cómo estaba el salón de actos, repleto.. como sólo podía hacer el blake..... Y, como dice mery, tú estabas en la lectura, estabas,.. así que no te agobies...

Que os quiero mucho y llevo unas semanas muy sentimental...

Y me ha encantado lo que has escrito.

Te quiero mucho.

Besitos!