lunes, 2 de noviembre de 2009

Fin de semana

Este fin de semana he tenido una experiencia algo extraña: tener a mis propios padres de invitados en mi propia casa. Y a ellos, sumados mis suegros.
Por primera vez, era yo la que ponía las reglas, era yo la que decía a qué hora se serviría la comida y la que se tenía que levantar a por el segundo plato y a poner la cafetera en el fuego. Sí, estaban bajo mi techo y yo me sentía contenta de poder ser dueña de mis actos (y de los suyos). Se hace raro después de veintipico años viviendo bajo sus órdenes y bajo sus reglas que ahora lleguen a tú casa y no puedan imponerte nada. Hombre, no es que mis padres me hayan impuesto una dictadura durante el tiempo que he vivido con ellos, ni mucho menos, pero la sensación de que las cosas se vuelvan a la inversa es extraña al tiempo que divertida.
Lo que también ha resultado divertido, ha sido comprobar lo diferentes que somos unas familias de otras. Álvaro con sus padres; yo con los míos: dos cuadros totalmente distintos. Hablábamos durante la comida del modo en que ambos matrimonios habían educado a sus sendos hijos: mi hermano y yo, dos personas totalmente diferentes. Álvaro y su hermano, más de lo mismo. Los padres decían que no lo entendían, ya que habíamos recibido la misma educación, pero, ¿acaso sólo influye la educación paternal en el desarrollo de las personas? Fue un debate curioso y enriquecedor, pero sobre todo, me gustó la conclusión a la que llegaron: las buenas personas se acaban juntando con las buenas personas, y por eso yo me junté con Álvaro. ¡Qué van a decir los padres de sus hijos sino que son buenas personas!
En fin, ha sido un fin de semana curioso, pero también muy estresante. Creo que sigo prefiriendo ir de invitada a casa de mis padres y acatar las pocas normas que pueda haber en ella...

jueves, 1 de octubre de 2009

Limón y sal

Sólo me quedé con ganas de una cosa el pasado fin de semana: tomarme un chupito de tequila con vosotras, como en los viejos tiempos.

Por lo demás, todo fue perfecto. Ninguna queja. Bueno, sí, no me habría importado compartir unas cuantas horas más de exaltación de la amistad :)
Los momentos en los que sentimos felicidad absoluta, sin agobios, sin preocupaciones, son los más valiosos y los que nunca hay que dejar de repetir.
¿Repetimos? Pero esta vez con Limón y Sal, por favor! Os quiero!


jueves, 20 de agosto de 2009

Pensamientos varios

La vuelta vacacional es dura, muy dura. Sobre todo cuando vuelves a un Madrid que en agosto deja de serlo, con sus calles desiertas, la mayoría de los negocios "cerrados por vacaciones"... Sí, es muy duro.

Para mí, además, esta vuelta vacacional ha tenido un elemento extra: mi cambio de casa, de barrio, de trayecto al trabajo... Me he vuelto esclava del cercanías, aunque he de decir que me gusta infinitamente más que el metro. Con todo esto, no tengo tiempo para darme cuenta de que es agosto y Alicante sigue invadida de madrileños ansiosos de playa.
Yo, en esos días de agosto que estuve de vacaciones, podría haber pasado por una madrileña más.

El otro día vinieron a montarnos los muebles y hablando con uno de los chicos, con su acentazo castizo, salió que yo soy de Alicante, de la playa de San Juan para más exactitud, y el chico se emocionó al recordar el apartamento que solían alquilar sus padres en la playa y las fiestas que se pegaba en el puerto y en Benidorm... Su última frase: me entra un subidón cuando pienso en esos días...

Para mí Alicante significa mucho más que eso, yo a Alicante no voy de vacaciones, voy a reencontrarme con mi vida. Durante estos días a penas he ido a la playa y apenas he salido de fiesta. En cambio, han sido unos días inolvidables.

Pero bueno, se acabaron esos días, ahora vuelvo a Madrid y empiezo una nueva etapa aquí, recordando esos días de agosto en Alicante, disfrutando estos días de agosto aquí y esperando esos días maravillosos que están por venir.

martes, 9 de junio de 2009

Dueña de mi sonrisa

Me gusta ser feliz.
Creo que no hay mejor sensación que la de pasear por la calle, pensando en tus cosas, con una sonrisa de oreja a oreja, y de repente volver a la realidad y ver que la gente te mira pensando: Y está chica, ¿por qué sonreirá tanto?
Creo que no hay un motivo exacto para "sonreir tanto". Hay que ser feliz, sin más. Pocas veces he sentido que las cosas me iban bien al 100%, pero eso no me impide ser totalmente feliz. Nunca he creido en la perfección, pero la he rozado en muchas ocasiones. Y ésta es una de ellas...
Me encanta levantarme por las mañanas, saber que tengo un nuevo día por delante, aunque no vaya a pasar nada maravilloso, sólo la sensación de VIVIR es maravillosa.
Me encanta ir a trabajar, aunque me pase horas sin hacer nada porque la maldita crisis está haciendo mella en todos los sectores.
Me encanta cuando quedan cinco minutos para la hora de comer y me voy feliz, pensando: ¿qué habrá hoy de menú?
Me encanta volver a ese piso en el que vivimos desde hace dos años y al que dentro de un mes no volveré más porque entonces volveré a NUESTRA casa, a nuestro hogar.
Me encanta sentirme dueña de mí misma.
Me encanta sonreir al pensar en todo ello. Sonreir sin más. Disfrutar sin más.
Tal vez sea demasiado optimista, conformista o simplona, pero creo que no merece la pena dejar de sonreir, ya que mi sonrisa es mía y yo la utilizo siempre que quiera.

lunes, 27 de abril de 2009

LOCURA / ADICCIÓN


Ayer experimenté cierto grado de locura...

Llegué a la conclusión de que el exceso de algo puede llegar a tocar en mi cerebro un punto que me hace volverme loca.

También me di cuenta de que las adicciones no van conmigo. Siempre he sido bastante precavida con respecto a las cosas susceptibles de crear adicción (drogas, juego, alcohol,...), aunque tengo una fuerza de voluntad bastante invulnerable gracias a la cual nunca he tenido miedo a verme volcada en dichas adicciones.


Hay gente adicta a otro tipo de drogas, y ahí es donde quiero ir a parar: las series de televisión. Hoy en día, se ha creado un especie de fanatismo febril hacia las series de televisión (en su gran mayoría estadounidenses) que hace que una persona sea capaz de verse una temporada del tirón cuando no tiene nada mejor que hacer.


Yo ayer lo intenté. Me propuse sentarme en el sofá a ver 6 capítulos del tirón de LOST. Evidentemente, si la serie en cuestión es buena, la adicción será mayor. Y sí, la serie es buena, pero en vez de crear un sentimiento de adicción en mí, lo que yo experimenté fue un sentimiento de locura. Incluso hubo un momento en el que estuve a punto de tirar la toalla y salir a que me diese el aire, dado el grado de tonterías que empezaban a salir de mi boca... Pero lo conseguí.

El problema es que al ver tantos capítulos del tirón, se pierde la magía del "qué pasará", ese nerviosismo ante la espera del siguiente capítulo...


No, eso no va conmigo. Creo que no volveré a repetir la experiencia. Prefiero raciones dosificadas que me vayan satisfaciendo poco a poco, a un atracón que me empache y me haga aborrecer las cosas.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Recuerdos que recuerdo...

Otra vez me volvió a pasar.
Cada vez que pongo un pie en mi casa de la Calle de la Morena nº 6 me empiezan a invadir miles y miles de recuerdos. Subo por las escaleras, abro la puerta de mi habitación y todo sigue igual que cuando me fui.
Me pasa una y otra vez y creo que nunca me dejará de pasar.
Lo primero que hago después de dejar la maleta es echar un vistazo alrededor para comprobar que todo sigue en su sitio: mis libros y apuntes de la universidad en la estanteria, las agendas del instituto llenas de anécdotas que no tienen precio, los miles de objetos que me han ido regalando durante toda mi vida y de los que nunca he querido deshacerme, mi escritorio frente al mar con sus miles de trastos, las fotos de fiestas, viajes, amigos, los armarios en los que sigue quedando ropa mía... Un sinfin de cosas que hacen que mi mente retroceda unos cinco años y recuerde otros tiempos.
Incluso esta última vez encontré una libreta en la que empecé a escribir, cuando tenía 18 años, un relato basado en mis vivencias sin saber todas las cosas que todavía estaban por venir.
Creo que el hecho de que todo sigue igual me hace sentirme bien. Me hace sentir que todavía pertenezco a aquella vida y que cada vez que vaya allí todo seguirá igual que antes. Aunque haya tantas cosas que han cambiado...
Creo que siento que mi vida en Madrid y mi vida en Alicante son dos vidas paralelas...

martes, 3 de febrero de 2009

Esta vida

Esta vida va demasiado rápido y todavía no sé si he conseguido adaptarme a su ritmo. Normalmente pienso que sí, que he aprendido muchas cosas de ella, que sé disfrutar de su intensidad y de su grandeza; pero otras veces pienso que no, que no estoy preparada para muchas de las cosas que vienen tan de repente, ni para muchas otras cosas que van a venir antes de que me quiera dar cuenta.
Incluso a veces intento observarme desde fuera y pienso que se me escapan algunos momentos. Si estoy sentanda haciendo nada, me da por pensar que no aprovecho la vida. Pero es que creo que no da tiempo a aprovechar todos los micromomentos que componen los fragmentos de cada una de nuestra vidas.
Si soy realista, asumo que es imposible subirse al tren de la vida y seguir su ritmo. Entonces concluyo que lo único que hay que hacer es abrir los brazos y abrazar con toda la fuerza con la que se pueda todas esas cosas que no te esperas pero que vienen así, sin más. Y vienen porque tienen que venir, porque la vida es así...
Esta vida que va como la luz del
pensamiento, el mérito está en no quedarse en el
intento...

martes, 27 de enero de 2009

CELEBRACIÓN

Hoy es un día especial a la vez que difícil.
Hoy es tú cumpleaños, Miguel.
Hoy cumples 26 años. Siempre has sido el primero de nosotros en hacerte un año más viejo... ¡Por algo eres el yayo!

Por eso, voy a parar el tiempo, voy a dejar de hacer todo lo que tengo que hacer, voy a dejar de pensar en todas las tonterías que me hacen estar estresada y agobiada en el día a día, voy a pensar solamente en tí, porque hoy es tu día...
Tal día como hoy, hace 26 años, llegaste al mundo. Imagino la cara de felicidad de tus padres al verte, y a tu hermano feliz de tener por fin un hermanito pequeño con el que jugar... El 27 de enero de 1983 fue un gran día.

También hoy lo es, porque todos nos acordamos de tí y todos celebramos tu cumpleaños contigo. Te sentimos aunque no te veamos, y eso es lo importante.

Estás en todos y cada uno de nosotros.
¡Ni te imaginas la de gente que te quiere y que hoy está pensando en ti!
Así que sólo me queda una cosa por decir:

¡FELIZ CUMPLEAÑOS, MIGUEL BLÁZQUEZ!