sábado, 28 de enero de 2006


-Jajajajajajajajaja. (...)
-¿Y de qué te ríes si se puede saber?
-Jajajajajajajajajajajajajajaja... No sé. Me río. De la vida. De ti. De mi. Del mundo. De la gente. De todo. Me río porque puedo. ¿Y tú?
-Yo no me río, ¿no lo ves o que?
-Jajajajajaja. Claro que lo veo. Por eso te pregunto. Que porqué no te ríes. ¿Por qué no eres feliz? ¿Por qué no puedes? ¿O por qué no quieres?
-No me río porque no me apetece, ¿acaso tengo que estar siempre riendome? Estás loco. Sin duda. Se te va la chapa...
-Jajajajajaja. Estoy loco porque me río, vaya, que teoría tan aceptable. Pues gracias. Tú también estás loca. Jajajajajajaja. Todos estamos locos. Vivimos en un mundo de locos y aquel que diga que no está loco será el que más loco esté. Así que, ¿qué mejor remedio que reirnos todos de la vida, de las locuras que ésta nos hace cometer, de las tonterías que a veces decimos / hacemos, de la mala hostia que se nos pone a veces por las más mínimas gilipolleces, de la tensión que acumulamos por problemas cotidianos que luego, bien analizados, no son más que estupideces, de todo? Sí, ríamonos todos juntos. Ríamonos de nosotros mismos y de los demás sin que nadie se ofenda. ¿Qué mejor terapia contra la locura que nuestra propia risa? Y que digan lo que quieran. ¡Estoy loco! Pero tú también... jajajajajajajajajajajaja.
-(...) Jajajajajajajajajajajajajajaja. Sin duda, estás loco. Pero qué razón tienes...

No hay comentarios: