sábado, 12 de noviembre de 2005

Memorias de una promotora


¡Qué divertido es ser promotora! Sí, como lo oyen. Esta vez mi trabajo me llevó al corazón del pueblo de Elche, donde los señores acompañan a sus esposas a hacer la compra acicaladas y emperifolladas de la cabeza a los pies mientras ellos lucen su mejor chandal con una bonita camisa de cuadros metida por dentro y el pantalón casi rozando las axilas... Un lugar en el que la lengua utilizada no es ni el castellano ni el valenciano, ya que puedes escuchar cosas como "habemos comprado", "la semana pasada nos lo llevemos", "lo que haiga", y las "ces" y las "zetas" se convierten en "eses"...
Pero bueno, sin ofender a nadie, retomaré el tema central de esta breve narración. El trabajo de promotora. Durante las largas horas de soledad y aburrimiento te da tiempo a observar todo lo que hay a tu alrededor y a pensar un sinfin de cosas. Por ejemplo, observas las extrañas parejas que rodan por el hipermercado en cuestión. Las hay de todo tipo: la típica pareja de top models a la que todo el mundo mira de arriba a abajo; los abueletes que se cogen de la mano y piensas: vaya, parece que el amor para toda la vida sí que existe"; el típico paleto con la tía buena y viceversa; la mujer dominadora y el hombre sumiso andando por detrás arrastrando el carrito de la compra; y un largo etcétera. La verdad es que es muy entretenido. Pero cuando ya te conoces todos los tipos de parejas que existen, decides observar otras cosas: la sección de lácteos, con los cartones de leche bien alineados y ordenados por colores; las tazas con formas de animales que todo el mundo se para a mirar diciendo: mira que gracioso! pero que nadie compra; los helados que tienes justo delante y que hacen que se te haga la boca agua; las frutas unos pocos metros más alante rebosando y saliéndose de sus cestas;... Mil cosas.
Por no hablar de los simpáticos empleados del hipermercado que no tienen nada mejor que hacer que pasar por tu lado, sonreir y decir: "debes de estar super aburrida...". No, que va, no me ves la sonrisa de oreja a oreja que tengo y la cara de que-bien-me-lo-estoy-pasando??? Pues entonces te callas! O si no los niños que corretean por tu lado y te dicen: "puedo probar un bombón?". Pues no ves que no, que yo no doy a probar que sólo doy regalos...
Si, el trabajo de promotora es super agradable. Si no fuera por los 100 euros que más tarde tendré en mi cuenta, otro gallo cantaría!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

no has hablado de las embarazadas!!!! pasan más de 100 embarazadas al día, al menos en Denia... mecagondenia!!!!
voy a mandarte el proximo briefing!!! jajajajaja
vaya te-la!

Anónimo dijo...

¿Qué Rodan?

Anónimo dijo...

¿Que rodan...?

amelche dijo...

¡Ja,ja,ja! Soy de Elche y siempre me he planteado, observando a las parejas, ¿cómo pueden ser ellos tan rematadamente vagos para salir en chándal cuando la mujer va ahí toda peripuesta? No digo que se vayan a poner traje y corbata, pero jolín, unos vaqueros y un suéter, no creo que les cueste tanto ponérselos. Aunque se dejen las zapatillas deportivas. Pero un mínimo, ¿no?

Dígote cositas dijo...

El vulgarismo alante se está extendiendo en el lenguaje popular, en sustitución de las formas delante (con prioridad de lugar, en la parte anterior o en sitio detrás del cual hay alguien o algo) o adelante (hacia delante, hacia enfrente).

Minipunto para el equipo de las traductoras.