
-¿Acaso nunca podré asentarme, tranquilamente, en ningún sitio?
-¿Acaso nunca encontraré ese lugar, ese rinconcito hecho para mí, que me dé tranquilidad y sosiego?
UN RESPIRO EN MI CABECITA PENSADORA QUE NO CONSIGUE ESTARSE QUIETA NI CUANDO MÁS FELIZ ME SIENTO YO MISMA.
¡Basta ya! Me repito a mí misma. ¿Por qué ahogarte en un vaso de agua cuando tienes una vida tan fácil, tan prometedora? Quizás sea por eso, porque quiero nuevos retos día a día, nuevas hazañas prometedoras... Coger carretera y manta sin echar la vista atrás. Pero, ¿me atevería? Ese es el problema.