Muchas veces me quejo de que no tengo tiempo para hacer cosas de provecho.
Sin embargo, llevo tres días en el curro sin apenas nada que hacer y en lugar de intentar sacar provecho de esas horas muertas, me paso horas como una tonta mirando cómo se va actualizando el Facebook y viendo cómo los demás sí que parecen dedicar su tiempo en cosas de provecho.
Se me pasan mil cosas por la cabeza que me gustaría hacer:
- hace un mes, me dio por las oposiciones: Profesora de la Escuela de Idiomas. Como si de una premonición se tratara, salió la convocatoria a la semana de pensarlo... pero me dio pereza.
- hace unos meses más, me planteé estudiar otra carrera en la UNED: Filología Alemana. Una pena que no estuviera disponible, aunque si lo hubiera estado, dudo mucho que la cosa hubiera cuajado.
- hace unos días, pensé que este verano, que tendré más tiempo libre, me apuntaré a algún curso de manualidades... Pero seamos realistas, las manualidades y yo somos incompatibles.
Así que ocupo mis horas muertas planteandome cosas que luego nunca llegan a ningún sitio... y que tal vez volverán a aflorar dentro de unos meses, me lo volveré a plantear y lo volveré a desechar...
Para una vez que algo que me planteo, sale adelante (¡presentar una tarta a un concurso de tartas!), viene un coche que me lleva por delante y... ¡adios concurso!
Creo que seguiré asi, perdiendo el tiempo en pensar cosas, pensar no es malo al fin y al cabo.