martes, 9 de junio de 2009

Dueña de mi sonrisa

Me gusta ser feliz.
Creo que no hay mejor sensación que la de pasear por la calle, pensando en tus cosas, con una sonrisa de oreja a oreja, y de repente volver a la realidad y ver que la gente te mira pensando: Y está chica, ¿por qué sonreirá tanto?
Creo que no hay un motivo exacto para "sonreir tanto". Hay que ser feliz, sin más. Pocas veces he sentido que las cosas me iban bien al 100%, pero eso no me impide ser totalmente feliz. Nunca he creido en la perfección, pero la he rozado en muchas ocasiones. Y ésta es una de ellas...
Me encanta levantarme por las mañanas, saber que tengo un nuevo día por delante, aunque no vaya a pasar nada maravilloso, sólo la sensación de VIVIR es maravillosa.
Me encanta ir a trabajar, aunque me pase horas sin hacer nada porque la maldita crisis está haciendo mella en todos los sectores.
Me encanta cuando quedan cinco minutos para la hora de comer y me voy feliz, pensando: ¿qué habrá hoy de menú?
Me encanta volver a ese piso en el que vivimos desde hace dos años y al que dentro de un mes no volveré más porque entonces volveré a NUESTRA casa, a nuestro hogar.
Me encanta sentirme dueña de mí misma.
Me encanta sonreir al pensar en todo ello. Sonreir sin más. Disfrutar sin más.
Tal vez sea demasiado optimista, conformista o simplona, pero creo que no merece la pena dejar de sonreir, ya que mi sonrisa es mía y yo la utilizo siempre que quiera.